Si vienes unos días a La Rioja, visitar los calados subterráneos que pueblan las entrañas de nuestro territorio se convertirá en una experiencia que no olvidarás. Pasadizos y cavas perforan su subsuelo. Lugares casi mágicos que encierran siglos de historia entre sus muros y que decenas de generaciones de riojanos han utilizado para elaborar y almacenar el vino. Afortunadamente, muchos de estos calados o ‘calaos’, como decimos por aquí, han llegado intactos hasta nuestros días para que puedas conocerlos.
Existen documentos que prueban su existencia desde, al menos, el siglo XVI, arquitectos anónimos que construyeron las cuevas a mano para mantener el vino fresco. ¿Y por qué así? La respuesta es sencilla: los calados tienen temperaturas y niveles de humedad muy estables durante todo el año, además aquí no llega la luz del sol, lo que beneficia a la crianza del vino. Un patrimonio centenario excavado en la roca que aún se puede visitar en muchas bodegas, restaurantes e incluso alojamientos de la Ruta del Vino Rioja Alta.
En toda La Rioja hay catalogadas más de 2.500 bodegas subterráneas en 128 barrios repartidos por 89 municipios. Estos ‘Barrios de Bodegas’ son elementos urbanísticos habitualmente separados del municipio -aunque a veces también los hay en el propio casco urbano- y situados en un desnivel que facilitan la excavación del calado. Los hay de todos los tipos y tamaños, algunos llegan a sumar varios kilómetros de pasadizos y otros apenas alcanzan los 30 metros cuadrados. Algunos se introducen varios metros bajo tierra, y otros se meten en la ladera.
Por citar algunos ejemplos, en pleno corazón de Logroño se encuentra «El Calado» patrimonio histórico y Premio Best Of Arquitectura 2014. Es la bodega más antigua de Logroño (S. XVI) que se puede visitar y está situada en el Casco Antiguo de la capital de La Rioja. En el casco antiguo de Cenicero, Bodegas Tritium es una bodega tradicional del siglo XV que cuenta con lago de piedra de sillería, tino y trujal, así como con un calado a 10 metros de profundidad, y Bodega Calado 1880 es una antigua Bodega donde se pueden encontrar dos calados a unos 8 metros de profundidad y podrás observar como antiguamente se elaboraban los vinos. En la bodega Carlos Moro de San Vicente de la Sonsierra podrás contemplar su calado subterráneo de 150 metros, con capacidad para 2.000 barricas, y en Gimileo, la pequeña bodega rústica típica de La Rioja, Bodegas Cor de Mei, exhibe con orgullo sus dos calados del siglo XVI.
Pero no solo las bodegas cuentan con calados, también los podrás ver en alojamientos como Posada Ignatius, en Navarrete, un conjunto hotelero en un edificio del siglo XV que fue la residencia del Duque de Nájera y cuenta con bodegas y calados de esta época. O el hotel boutique Santa María de Briones, ubicado en esta villa medieval, una casona civil del siglo XVI catalogada por su alto valor histórico, que ha recuperado el calado original de la casa y el antiguo lagar de piedra donde se pisaba la uva y que ahora se ofrece como reservado de su Restaurante Allegar para reuniones de trabajo y eventos privados.
En San Asensio se encuentra uno de los barrios de bodegas más emblemáticos, el conocido como Barrio de las Cuevas de San Asensio, con más 300 bodegas ubicadas en un cerro en la parte más alta del pueblo. Estas bodegas-cueva fueron excavaciones manuales del siglo XVI que permitían elaborar y conservar sus vinos a una temperatura constante. Las bodegas se encuentran excavadas en su subsuelo con entradas y pequeñas construcciones de sillería a la vista. También se aprecian a la vista tuferas que dan señal de los calados excavados en la roca y que se entrecruzan entre ellos, dando lugar a pasadizos entre bodegas.
Una de las que se pueden visitar en San Asensio es Bodegas Lecea, una bodega familiar que ha mantenido el legado de sus antepasados y lo comparte con los visitantes que deseen conocerlo, en una atractiva oferta enoturística y de alto valor antropológico. Lecea dispone de cuatro calados-cueva en funcionamiento donde siguen elaborando sus vinos en cubas de hormigón. Una vista que nos trasladará hasta los orígenes del vino de Rioja.
Otro de los barrios de bodegas de bodegas más conocidos puede ser el de Rodezno, y su centenar de bodegas tradicionales, la mayoría del s XV, que muestran la historia, la tradición y la cultura del vino en este territorio. Su barrio de bodegas se sitúa en la ladera del Cerro La Encina y es uno de los principales recursos turísticos del municipio.
También en San Vicente de la Sonsierra, el cerro de la fortaleza está colonizado por un centenar de de bodegas de diferente profundidad y superficie con sus inconfundibles «tuferas» (chimeneas) salpicando la ladera. Existen dos calados de propiedad municipal que han sido rehabilitados y adecuados para las visitas; en su oficina de turismo te informarán. Además, dos veces al año, hacia el mes de mayo y de octubre, esta localidad celebra un evento denominado Catas en el Castillo que permite a los visitantes conocer los calados tradicionales recuperados y charlar con los bodegueros sobre la elaboración de los vinos que se degustan.
Por todo ello, si te gusta la historia, la arquitectura, sientes interés por conocer la elaboración tradicional del vino en Rioja o quieres aprender acerca de los modos de vida de nuestros antepasados, visitar los calados subterráneos es una visita imprescindible en tu viaje por la Ruta del Vino Rioja Alta. Un legado de la arquitectura popular que merece ser conocido, conservado y mantenido. Echa un vistazo a nuestra web y comienza a planificar hoy mismo.