Románico del siglo XIII. Junto con la ermita y restos de otras edificaciones, se sitúa en un cerro sobre el Río Ebro, protegiendo las tierras de La Sonsierra y la Rioja Alta de los ataques navarros.
Está realizado en sillería, reforzada en las esquinas con cubos redondos, dando lugar a una forma poligonal, de siete lados, de la que forma parte, en el extremo oriental la Torre del Homenaje, de planta cuadrada, adosada a la muralla, albergando la capilla en la planta baja.
En el patio interior de la fortaleza hay ménsulas y rozas que apuntan a la existencia de almacenes, cuadras y demás construcciones complementarias.
En este lugar en el que se ubican el Castillo y la ermita, existió una pequeña población llamada Davalillo.
Alfonso X, en el siglo XVIII, donó a Davalillo el lugar de San Asensio, pasando a ser Davalillo un poblado de cierta importancia. Ya en 1515 la villa denota su crecimiento.
Después de la guerra entre Pedro I «El Cruel» y Enrique II, al fragmentarse La Rioja en señoRÍOs, se iniciará la decadencia de Davalillo que aumentará con las luchas entre los tenentes del castillo y los señores de la villa, aumentando así la población de San Asensio.