El Castillo de San Vicente se ubica en lo alto del cerro que domina el Ebro. En su día fue la fortaleza navarra de mayor envergadura construida cerca de este río, formando parte de la línea defensiva de Laguardia y Labastida. Se construyó a partir de 1170 o 1172 bajo la dirección de Ferrant Moro, por orden de Sancho el Sabio de Navarra, que en 1172, dio fuero a la villa, convirtiéndola en realenga. La solidez de sus muros y su posición ventajosa, dominando el Ebro debían de hacerla inexpugnable.
Perdió su interés militar a partir de 1512, en que el reino de Navarra se integró en Castilla, y en 1516 fue vendido por Pedro Girón, Conde de Ureña, a los Velasco. Por tanto, cuando se construyó la iglesia parroquial ya había perdido su función militar, recobrándola en el XIX, al ser utilizado durante la primera guerra carlista (1833-1840). A partir de 1898, con el derrumbamiento de parte de las murallas y la utilización de su piedra para la construcción, el conjunto se fue demoliendo sistemáticamente. Durante la segunda mitad del siglo XX han sido varios los intentos de restaurarlo y recuperarlo.
Es el típico castillo-fortaleza alzado sobre un cerro, viejo recuerdo del castillo roquero altomedieval, con función defensiva. Tiene planta arriñonada, en forma de semicírculo irregular adaptándose a la topografía del terreno. Consta de tres cinturones de murallas escalonados que configuran tres recitos: el albacar, el cortijo y el castillo en la cima. Si el castillo propiamente dicho se remonta al siglo XII, los otros dos recintos son bajomedievales de los siglos XIII y XIV.
El ingreso actual del primer recinto es la Puerta de la Primicia, al este. A continuación se encuentra el albacar, donde estuvieron las viviendas de los pobladores de la antigua villa. Al segundo recinto o patio de la fortaleza se accede por la Puerta de Salas en el norte. Dentro de él se sitúa la Iglesia Parroquial, la ermita de San Juan y el Cortijo, que sirvió como cementerio. En la cumbre se halla el tercer recinto o el castillo propiamente dicho, con la Torre del Homenaje en el centro y la Torre del Reloj al norte, que fue una antigua torre albarrana (torre independiente de la muralla).
Cuenta con una ruta autoguiada que comienza en la Plaza Mayor con la que, mediante el escaneo de códigos QR, se obtiene información actualizada al momento. En la ruta encontrarás además seis puntos de visualización de la aplicación de realidad virtual Arkikus-Castillo de San Vicente, con la que te sumergerás en el pasado de la fortaleza.