La fiesta más famosa de la ciudad de Haro se celebra el día de San Pedro, 29 de junio, declarada de INTERÉS TURÍSTICO NACIONAL, durante la cual, y en los riscos de Bilibio, se celebra la «Batalla del Vino», que ya menciona Hergueta en su libro editado en 1906, y que mantiene los mismos actos que a principios de siglo. El origen de esta tradición parece ser un litigio sobre la propiedad de estos riscos con la vecina población de Miranda de Ebro.
El Regidor Síndico abre la comitiva a caballo hasta llegar a la ermita que habitó los riscos en el siglo V, y, tras colocar el pendón de la ciudad en lo más alto de las peñas, comienza la misa a la que sigue la batalla del vino. Se trata de una batalla pacífica en la que los dos bandos, si durante la «lucha» consiguen saber a qué bando pertenecen, se lanzan vino sin descanso.
Todas las armas son válidas para esta incruenta batalla, botas e incluso sulfatadoras sirven para lanzar miles de litros de vino que transforman los riscos en un espectáculo impresionante. Después de la batalla, cuando se acerca el mediodía, la gente regresa a la ciudad para dar «vueltas» a la plaza de la Paz. Después corren las vaquillas en la plaza de toros.